Buscar este blog

Crónicas

El paraíso de Cheo

Un basurero es el lugar donde muchas personas han decidido vivir

Cheo - Foto: Luis Rodríguez
En la calle principal de los Paraparos, La Vega, se puede localizar a José Gregorio, mejor conocido como Cheo, un hombre que ha vivido gran parte de su vida en un basurero, este es el paraíso del cuál él no desea salir.

La casa de Cheo se encuentra a orillas del camino que comunica con varios sectores del barrio La Vega, como son: Los Cangilones, Los Mangos, Terrazas de la Vega, entre otros. En este lugar conviven junto a este hombre, perros, gatos y hasta un gallo. Las personas del sector han creado empatía con Cheo y se preocupan por ayudarle en la medida de lo posible ya que él se ha encargado de mantener ese sector limpio, dentro de lo que cabe.

Esta morada se encuentra equipada con materiales con los que las personas decidieron deshacerse considerando que ya no servían, pero para Cheo sí poseían una buena utilidad, como lo es un  radio, un par de lámparas, tres colchones, un televisor, zinc, varias rejas, entre otras cosas. Poco a poco este señor ha ido construyendo su casa, en un hueco que por afuera se ve simple y sucio, pero por dentro es una maravilla para José Gregorio pues este es su pequeño mundo.

El lugar no es para nada atractivo, precisamente porque es un basurero, las paredes se encuentran deterioradas y negras por el humo, ya que en varias oportunidades miembros de la Misión Negra Hipólita, se han llevado a Cheo a un centro de ayuda y han quemado la casa para que nadie la habite nuevamente, pero sin embargo  este hombre siempre regresa al lugar que tanto aprecia, su hogar, e inicia nuevamente otro ciclo de su vida en ese lugar.

Es deprimente el estado en el que una persona puede estar al no tener una casa y que tenga que vivir en un basurero, y estas sin embargo  se sientan cómodas en su entorno. La vida da lecciones a cada ser humano, pues lo que para muchos es extraordinario para otros no lo es y esto funciona a la inversa. Ciertamente esto depende de la perspectiva que cada individuo tenga de sí mismo y de las decisiones que estos tomen.


Siempre vendrán ayudas y está en las personas si quieren aceptarlas o no, pero sea la decisión que decidan tomar va a generar una crítica en la sociedad.

Lo que soy capaz de hacer por mi familia

Sr. Luis - Foro Rodríguez Luis
Con el cantar de la paraulata y a veces con los estornudos exagerados del vecino, a golpe de 6:30 de la mañana empieza el día de Luis Ventura Rodríguez García. Todas las mañanas se levanta para iniciar con la meta que persigue a diario, el ayudar a su familia.

El señor Rodríguez trabaja como almacenista en la empresa Internacional Fresenium Medical Care en la Unidad de Hemodiálisis Madre Emilia, ubicada en Montalbán, en ese lugar se dializan personas con hepatitis, VIH y con problemas en los riñones. De manera puntual a las 8:00 am, Luis abre la puerta de su almacén e inicia la planificación para equipar con las medicinas diarias que requieren las diferentes salas.
Durante 10 años Rodríguez, presta sus servicios a esta empresa, en un principio era el conductor del camión, se encargaba de transportar el material a las diferentes unidades en la Capital del país, luego fue ascendido como almacenista. Además de su trabajo habitual, este hombre se ha tomado a la tarea de matar tigres en sus tiempos libres.

 - Mi sueldo es el mínimo, pero no alcanza para suplir las necesidades del hogar, soy quien lleva las cargas familiares ya que mi esposa está desempleada. – Dijo Luis.

-¿Qué haces para conseguir más dinero? – pregunté.

- En una ocasión estando yo almorzando se sienta una doctora a mi lado y me preguntó que si conocía a alguien que estuviese interesado en trabajar botando la basura de la mañana y de la tarde; no lo pensé dos veces cuándo le dije que estaba dispuesto yo mismo a hacerlo. Ahí tengo una ganancia de 1820 bs que no están nada mal. Aparte vendo cajas a 6 bs cada una y también por lotes– comentó el señor Luis.

-¿Qué otra cosa haces?

- También pinto la unidad cuando tenemos auditoría de parte del IVSS, además de esto corto el césped, destapo cañerías, cambio bombillos y lo que salga; de esto adquiero también ganancias.

Rodríguez comentó que es el único hombre de la unidad, se encuentra rodeado de 50 mujeres: desde camareras hasta doctora. Trae a colación este tema porque una vez le toco vivir una situación que recuerda con tristeza, y fue el sacar a un paciente que falleció conectado en una de las máquinas y él era el único que tenía la fuerza suficiente para pasar a la persona a una camilla. Le afecto la situación porque Luis ha logrado tener empatía con cada uno de los pacientes.

El señor Rodríguez sigue trabajando en la empresa y matando sus tigres, y esto lo hace por tres motivos: el primero, por suplir las necesidades del hogar; el segundo porque desea ayudar a sus hijos económicamente para la culminación de sus estudios; y el tercero, porque aún se siente fuerte para trabajar a sus 56 años de edad.


Luis llega a partir de las 5:00 pm a su hogar, un poco cansado preparándose para dormir y esperar el siguiente día para así luchar por cumplir los sueños que persigue, que es ver graduado a sus dos hijos uno como TSU en Contaduría y el otro de Licenciado en Comunicación Social.

La familia Nieves: Alexis, año nuevo, bendiciones y recuerdos

La familia Nieves - foto: Luis Rodríguez
Es el cuarto año, después de la desaparición física de Alexis “El tío rico”, como algunos lo llamaban, que la familia Nieves empezó a reunirse en las fiestas navideñas en Puerto la Cruz. Cada diciembre se unen familiares desde Valencia y Caracas, en el Oriente del país a esperar la llegada del año nuevo.

El 2010 fue el primer año, para todos fue muy triste, pues recordar la partida de un ser querido no es nada fácil y menos para esas fechas tan importantes.

-Me siento mal, tuve la oportunidad de predicarle a mi tío sobre la salvación y no lo hice – dice Luis Alberto,  con un tono de tristeza, sobrino de Alexis.

Maite: -Para ese tiempo apenas eras nuevo en la iglesia y no tenías conocimiento de lo que podías hacer – Palabras de la madre de Luis.

-¡Ah Dios pues!, usted quédese tranquilo mijo, yo creía que  se lo había dicho, pero el día que yo me quedé en la clínica cuidando a mi tío yo hice que confesara a Cristo, así que ten la certeza de que él está con el Señor en el cielo – Comentó Mercedes Nieves a la familia en general.

El rostro de varios de los presentes en el lugar, después de las palabras de Mercedita, como le dicen de cariño, les cambió de aflicción a satisfacción. Pero de cierta forma la tristeza persevero, se encontraba allí en lo más profundo de cada uno, puesto que no volverían a ver a ese ser tan querido hasta reencontrarse nuevamente en el reino de los cielos.

Lo cierto es que al sonar el cañonazo, la nostalgia invadió el lugar y muchos lloraron y otros simplemente callaron. – ¡Son cosas de la vida!, un día estamos y al siguiente no lo sabemos. – Mencionó Domingo Nieves, medio hermano de Alexis, aunque se trataban como si fuesen hijos de padre y madre.

La llegada del 2011 fue de cambios para muchos de cierta forma. Los Nieves empezaban a acostumbrarse a la idea de que Alexis no estaba, por otra parte fueron más los familiares que decidieron entregar su vida a Jesús producto a la partida del tío rico.

-Los planes de Dios, no son los mismos que los nuestros, si Él ha permitido que sucedan estas cosas es porque tiene un propósito que se cumplirá tarde o temprano, y creo que parte de ello es que la estirpe llegue a los pies de Cristo.

Ciertamente Dios no se había equivocado, seguro el fallecimiento de ese familiar se encontraba en sus planes, a raíz de su partida muchos reconocieron que era Jesucristo el único que podía llenar el espacio que se encontraba vacío en sus vidas. Definitivamente el Salvador, había llegado para quedarse en esa familia.

Para la navidad del 2011, es muy poco lo que se recuerda, lo que si es seguro es que la familia se reunió y compartió. Suele suceder que la memoria recuerda lo que realmente desea, el 2010 marco la vida de este clan por el deceso de un ser querido; el inicio del 2011 se vivieron cambios a nivel de creencias, pero llegó el final del año y es muy vago lo que se recuerda.

En el año 2012, en espera del último mes del año, recibe mercedes una llamada:
-¿Aló?.
-¡Hola amiga cómo estás!.
-¿Quién habla?.
-Es María Elena – Hermana de Alexis.
-Hola mi amiga ¿cómo estás? – Respondió Mercedes muy alegre.
-Bien, te llamo para saber si existe la posibilidad de que pase junto a mi esposo e hija el año nuevo con ustedes en Oriente.
-¡Claro que sí amiga, por aquí los espero!.

Así acordaron, reunirse para esperar nuevamente al nuevo año 2013. Es el 31 de diciembre de 2012, todos reunidos en la casa de Mercedes; Alexis se recuerda una que otras veces, los presentes en la casa, se encargan de acomodarse y servir la mesa.

-Faltan diez minutos para las doce, vamos a realizar una sesión de fotos rápido- Dice Maite.

Todos se juntan para hacer las fotografías, las risas de muchos salieron a relucir y también comentarios como: ¡chama que gorda estoy!; Mi mamá nunca se ríe en las fotos; ¡Permiso vale que me estás tapando! y siempre  como típico la camarógrafa tardaba cinco minutos para tomar las fotos.

El proceso de sacarse fotos, tomó un poco más de diez minutos y la familia se dio cuenta del nuevo año por el sonido de muchos cohetes y por la entonación del Himno Nacional de Venezuela, que se transmitía en la radio. Todos con alegría se abrazaron e inmediatamente con el sonido de matracas, pitos, junto a collares, gorros, máscaras y otras cosas; se dio inicio de la hora loca que duró más de una hora.

Nuevamente todo vuelve a la rutina, un año nuevo 2013 donde se vivieron experiencias hermosas de la mano de Dios, este se hizo más presente en la vida de cada uno de los miembros de la familia.

Las bendiciones fueron aumentando, entre ellas la llegada de un nuevo integrante a la estirpe. Para ir finalizando llegó el mes de diciembre con el que se cierra el ciclo del año 2013 para recibir el 2014, la familia se reúne, comparte y ríe, en esta oportunidad son más los presentes.

Alexis para esta fecha ya se recuerda en pocas oportunidades. Para despedir el año todos hacen un círculo y los segundos van en reversa, suena el cañonazo, todos se abrazan con mucha alegría. Acto seguido se sientan a la mesa para cenar y Luis decidió realizar una grabación de todos mientras Maite elevaba una oración:

-“Señor, te damos las gracias por estos alimentos en el nombre de Jesús, te agradecemos padre amado por este nuevo año que nos diste, por las cosas que nos entregaste. Te pedimos que este año sea de bendición para todos nosotros, que los proyectos que tengamos vengan de tu mano  parque de ahí cumpliremos nuestras metas y objetivos, Señor está siempre presente en nuestras vidas…”

La reunión del año siguiente tal vez sea en Puerto la Cruz o en otro lugar, lo cierto es que seguirán reuniéndose, tal vez la muerte de Alexis fue solo una excusa de Dios para unir más a la familia y a su vez para manifestar su gloria en ellos.

Lo cierto es que tal vez para finales del 2014 se hable poco de Alexis, pero es importante saber que a pesar de que no se mencione, él está en los corazones de cada uno y es un gran recuerdo imposible de borrar. Muchos lo han de extrañar en silencio, pues se fue un gran amigo, consejero, padre, tío, hermano; de lo que se regocijan los Nieves es que el tío rico se esta deleitando en la presencia de Dios y que este último ocupa un lugar bien grande en el corazón de la familia.


Piensa mal y acertarás

El sospechoso pagó y bien caro hacerle un favor a alguien que acababa de conocer. El verdadero ladrón nunca apareció.

Estefané Varela es una joven de 19 años, que llegó a Caracas hace un año y medio. Proviene de El Cobre, un pequeño pueblo del estado Táchira. Vino a la ciudad en busca de superación. Pero encontró, quizá,  “una de las experiencias más desagradable” de su vida, según describe.

El caraqueño, desde tiempos inmemoriales, tiende a burlarse del andino, tildándolo de bruto. Lo que el citadino no sabe, es que más que brutalidad es inocencia, sino pregúntenselo a nuestra protagonista.

 Estefané vive en La Vega, una de las zonas populares más grandes de la ciudad. Como toda joven, la moda, la tecnología, lo nuevo en una palabra corta, le llama la atención. Siempre quiso tener un BlackBerry, pero “son muy caros”; sin embargo, como al pobre no le falta Dios, Luigi, un gran amigo suyo, le pregunto si quería comprar uno usado, a lo que instantáneamente dijo que sí, “sabía que iba a ser más barato”.

Ya con el teléfono en su propiedad por 1.500 bolívares, le preguntó a su amigo de dónde lo había sacado, él le comentó que un conocido le había pedido que lo ayudara a venderlo, alegando que era de la novia, pero la chica ya no lo quería.

Ella confiando en su amigo, reiteró su compra y definitivamente el teléfono fue suyo. Al día siguiente, salió a comprar la línea telefónica y activó el tan mentado ping, pues había escuchado de otras personas que era “muy fino”.

No sabía como usarlo, pero aprendió, empezó a agregar a todos sus conocidos y cuando descubrió las virtudes de un teléfono inteligente, no cabía de emoción. Cierto día le llegó una solicitud de un tal Michael Suárez, la aceptó, “para ver quién era”.

Cuando Michael fue un contacto y vio su foto de perfil, notó que no lo conocía, pero no lo eliminó, puesto que, “no se veía mal”. Comenzó a escribirle y ella a responderle, los mensajes eran constantes. Se hicieron amigos y este la invitó a salir. Mostró más que un simple interés de amistad. Varela aceptó la invitación y acordaron encontrarse en el Centro Comercial Galerías Paraíso para conocerse.

La hora acordada fue las 5:00 pm. Ella estaba puntual en el centro comercial, Michael no. Después de diez minutos, llegó, para su sorpresa vestido de policía y con una caja de teléfono en las manos. Suárez le dijo que no se asustara, que solo quería hablar rápido con ella.

Comenzó a explicarle que era policía y que tenía que darle el teléfono del que le escribía, porque era robado. El aparato pertenecía a la mamá de “Suárez”, a quien se lo arrebataron en un asalto mientras subía en una camioneta para Los Mangos, un sector de La Vega.

“De la nada, llegaron un poco de policías más”, seis efectivos de la Policía Nacional, para ser exactos, le informaron a Estefané que estaba detenida. Una mujer la tomó del brazo y la llevó a la patrulla que estaba cerca de la salida del centro comercial.

Acto seguido, la interrogaron para que dijera de dónde había sacado el teléfono. Su respuesta fue simple: “se lo compré a un amigo”. Los policías la obligaron a llamarlo y decirle, por cualquier motivo, que la buscara en Galerías Paraíso. Le aclararon que si decía que estaba detenida, sería acusada de cómplice.

Varela acató las órdenes. En medio de los nervios llamó a Luigi, le dijo que la buscara en Galerías, pues se le había roto una sandalia y no podía moverse, tampoco tenía dinero para pagar un taxi. Mientras ella hacía la llamada, los oficiales de policía se escondían para sorprender al “ladrón”.

Luigi llegó al lugar en moto, media hora después, en compañía de su hermano. Cuando se encontraron con Estefané, los policías salieron de sus escondites y los interceptaron. Los llevaron detenidos al comando ubicado en el edifico Los Chorros de la avenida Universidad, alrededor de 6:40 pm.

Una vez allí, llevaron a Luigi y su hermano, entre amenazas y empujones, a una sala donde los interrogaron. A ella la dejaron en la sala de espera junto a una funcionaria.

Luigi les aseguró a los funcionarios policiales que él solo había sido el intermediario de la compra del teléfono, que él no se lo había robado. Los oficiales no creían su relato. Le aplicaron varias descargas eléctricas, pero el joven nunca cambió su declaración. Todo esto lo supo Estefané Varela una semana después al encontrarse con Luigi en la zona donde viven.

Al ver que a pesar de las agresiones, Luigi no cambiaba su versión de los hechos, le pidieron que contactara a la persona que le entregó el teléfono. El sujeto nunca apareció. Los policías decidieron entonces que el sospechoso debía pagar 10 mil bolívares para que lo dejaran en libertad, pero con el compromiso de que ayudaría a los policías a capturarlo.

El padre de Estefané llegó al comando policial a las 11:00 pm y fue dejada en libertad, pero sin teléfono. Al hermano de Luigi lo dejaron ir para que buscara el dinero con el que rescataría a su hermano. Al final, sin plata y sin teléfonos, porque hasta eso les quitaron, los dejaron en libertad.

Es aquí donde aplica el dicho: piensa mal y acertarás. Luigi buscó hasta el cansancio al muchacho que le pidió ayuda para vender el teléfono, pero se lo tragó la tierra. Varela dejará de ser tan confiada, y seguramente no volverá a comprar nada de segunda mano que tenga una procedencia sospechosa. 

Luis Rodríguez 






Qué bueno que llegó Cristo

Confía al Señor todas tus preocupaciones, porque él cuidará de ti. Él nunca permitirá que el justo quede derribado para siempre,  Salmo 55:22

Luis Alberto Rodríguez es un joven de 20 años, al que la vida le cambió por completo después de asistir a una Iglesia Cristiana Evangélica. De adolescente problematico, pasó a ser un adulto responsable, ejemplar, con equivocaciones como todo ser humano, pero con Dios de la mano para luchar y rectificar. Esta es su historia.

La adolescencia es una edad difícil, llena de curiosidad y nuevas experiencias. Estamos en pleno bachillerato, la rebeldía se apodera de nosotros y tenemos amigos que la respaldan. Para Luis, esta etapa estuvo llena de locura, diversión y alcohol.

El que en su infancia fue un niño tierno y gordito, cambió radicalmente con el pasar de los años. Conoció a varios chicos que lo hicieron ver las cosas distintas, le recomendaron que estudiar no servía mucho, la nota era vacilar, así que por qué perder el tiempo en otras cosas.

Luis siguió las recomendaciones, comenzó a hacer todo aquello que traía implícito la frase “la nota es vacilar”, por ejemplo beber alcohol, rumbear, faltar a clases, llegar tarde a casa, ser altanero, entre otras cosas.

Sus padres, par de señores humildes y trabajadores, que desde siempre lucharon para darle la mejor calidad de vida posible, no entendían el por qué de dicho comportamiento, si Luis no era así. Sin embargo, confiaban firmemente en que sería cuestión de tiempo y que volvería a ser el mismo.

La descontrolada vida de Luis llegó a un nivel en el que ni él mismo sabía lo que hacía, incluso llegó a estar a punto de ser un adicto al alcohol, pues las bebederas diarias lo fueron atando al vicio sin que se diera cuenta.
Por suerte, lo mejor que tuvo que pasar, pasó. Se graduó. Dejó de ver a sus amigos todos los días, su rutina repentinamente cambió. Sin perder tiempo, ese mismo año comenzó a estudiar en la universidad.

Meses antes, su mamá le había pedido que se inscribiera para ver si quedaba, lo hizo a última hora y sin esperar resultados positivos. Para su sorpresa, fue admitido, tenía un cupo disponible para continuar sus estudios, así que por qué no intentarlo.

Comenzó a asistir a la universidad, conoció nuevas personas, muy “sifrinas” para su gusto, pero no podía hacer más que aguantarlas. Siguió encontrándose con sus excompañeros para beber y recordar viejos tiempos.

Poco a poco se dio cuenta de que no todos sus nuevos compañeros eran iguales, había gente como él, humilde, entabló una amistad con ellos y poco a poco se fue sintiendo mejor.
Un día, la visita de una prima para invitarlo a algo parecido a una convivencia, cambiaría para siempre su vida, pero él no lo sabía.

La prima, Keicy Rodríguez, le explicó que era una actividad organizada por la Iglesia Cristiana a la que asistía, y se llamaba Mi encuentro con Dios, era sólo para hombres y ella quería que fuera. Luis al principio descartó la posibilidad de asistir, pero después notó que ese fin de semana del 19 al 21 de febrero de 2011, no tenía nada que hacer, ya había terminado su primer semestre.

Sin pensarlo mucho decidió ir, ya tenía seis meses conociendo nuevas personas, este tiempo le había permitido darse cuenta de que algo en él no andaba bien. Se consideraba Cristiano Católico, pero no era un practicante constante, así que sentía que no traicionaba a nadie con asistir.

Una vez allí, lo que Luis vio, escuchó y sintió, cambió su vida en cuestión de segundos. Estaba totalmente equivocado en la vida, esa fue su conclusión, a ese paso nunca llegaría a nada. En el encuentro escuchó hablar de Dios como nunca en su vida lo había hecho, de un Dios misericordioso que perdona, que ama y que quiere guiarte para que sigas el camino correcto.

Luego de la actividad fue a la iglesia, su vida se llenó de algo que no conocía, se llenó de paz.  Era otra persona, con una visión distinta, y con miles de disculpas para con sus padres que habían tenido que soportar todas sus locuras.

Afortunadamente Cristo entró en su corazón, se apoderó de él y alejó todo lo que lo distraía. Lo mejor de todo es que Dios no entro de la nada, Luis le dio paso, lo aceptó con fe. Se hizo un ferviente lector de la biblia, que se convirtió en su manual de vida.

Cuando comenzó el segundo semestre, sintió que el Señor le decía que era el momento de cerrar ciclos, de dejar el pasado atrás y vivir a plenitud todas las nuevas oportunidades que le estaba brindando. Así fue como eliminó de redes sociales a muchos de sus excompañeros y con otros simplemente perdió el contacto.  

Actualmente Luis no bebe, no tiene ningún vicio y es un chico que trabaja para ayudar a sus padres con el pago de su matrícula universitaria. Es parte del orgullo de ese par de viejos, que ven en él y en su hermano, la satisfacción del trabajo bien hecho y la esperanza de un futuro mejor. Es un ejemplo para muchos de sus amigos, pues Luis nunca se rinde, siempre tiene una gran sonrisa para ofrecer y, además, saluda y se despide con esos “Dios te bendiga” que iluminan el día de cualquiera.

Las caídas existen, los tropiezos también, la capacidad de hacer de esas situaciones inesperadas, una parada triunfal, está en cada uno.  Que Dios siga siendo tu guía Luis, para que nada destruya ese hermoso camino que tanto te ha costado construir. Luis Alberto Rodríguez Nieves no se rinde, es un triunfador, que en el poder de Cristo todo lo puede. Amén.  

Nathaly Varela 



No hay comentarios:

Publicar un comentario